Es en esos momentos,
cuando tienes el humo hasta los ojos,
cuando más necesitas de alguien;
es entonces cuando no piensas nada
tu mente se borra paulatinamente,
abres y cierras los ojos
volteas la mirada hacia la ventana
y no ves nada, sólo gente que camina
desafiándote a golpearla
sonriendo irónicamente
siguiendo los pasos de otra gente
que ya pasó por ahí
y borrando sus pisadas.
Es entonces que un relámpago llega a tu cabeza
y la sume en la más absurda nitidez del vacío;
vuelves a abrir y cerrar los ojos
mientras los deambulantes no terminan de desfilar,
como zombies, sin destino ni paradero;
y es entonces que en tu mente
se dibujan tus palabras
como granos de sal
diluyéndose entre tus recuerdos.
Y ahí, justo ahí tu boca entreabierta
saca un poco de tu humo interior
de tu propia existencia,
y continúas pensando que es mejor seguir
con la cabeza al suelo, entre tus pies.
cuando tienes el humo hasta los ojos,
cuando más necesitas de alguien;
es entonces cuando no piensas nada
tu mente se borra paulatinamente,
abres y cierras los ojos
volteas la mirada hacia la ventana
y no ves nada, sólo gente que camina
desafiándote a golpearla
sonriendo irónicamente
siguiendo los pasos de otra gente
que ya pasó por ahí
y borrando sus pisadas.
Es entonces que un relámpago llega a tu cabeza
y la sume en la más absurda nitidez del vacío;
vuelves a abrir y cerrar los ojos
mientras los deambulantes no terminan de desfilar,
como zombies, sin destino ni paradero;
y es entonces que en tu mente
se dibujan tus palabras
como granos de sal
diluyéndose entre tus recuerdos.
Y ahí, justo ahí tu boca entreabierta
saca un poco de tu humo interior
de tu propia existencia,
y continúas pensando que es mejor seguir
con la cabeza al suelo, entre tus pies.