19900108

d01.x-1990[01] :: breve crónica de un suicidio ::

Suena el despertador, como siempre, tendré que ir a trabajar. Pero hoy, no sé, siento una extraña sensación de vaciedad que me hace recostarme otro poco.
Sé que ya no debo dormir: -prometo no volver a llegar tarde.-; eso había dicho a mi jefe algunos días antes. Sé que tengo que cumplir, de lo contrario comenzaré a meterme en serios problemas.

Mi camisa favorita está otra vez sin planchar, tendré que ponérmela así: -para lo que me importa que esté planchada o no.-, es lo que siempre pienso.
Todo va pasando bien, hasta el agua con que me lavo está tan fría como me gusta. Todo en su lugar, silencioso, viendo mis peripecias para arreglarme y salir en busca de esa ansiada aventura que me saque de mi rutina diaria.

Un día perfecto es lo que todos deseamos, un día en el que todo lo que hagamos nos salga bien. Parece que hoy es uno de esos días para mí. Llego a la parada del camión, no puedo evitarla, ya es como un hábito. Sin tantas esperas ni desesperas abordo mi camión con la mayor tranquilidad que jamás hubiera deseado.

Medio día. Hoy no estoy agobiado por el trabajo, al contrario, me encuentro bastante bien, bastante tranquilo, como con ánimos de empezarlo todo de nueva cuenta y creo que esto se refleja en mi apariencia externa, al grado de preguntarme todos el motivo de mi súbito cambio de personalidad: -como si fuera tan importante todo lo que me pase ahora para los demás.-, es lo que pienso. Ni yo mismo encuentro la respuesta para esto que me pasa, es como si, de repente, mi deshumanización se hubiera llenado de todo aquello que nunca tuvo; como si hubiera logrado mi propósito más difícil o imposible; como si me hubiera llenado de pronto de…… alegría…… no sé. Quizá sí sea eso, alegría, regocijo, satisfacción de saber que alguien morirá en un día perfecto y, sobre todo, de saber que ese alguien seré yo.

Esas calles grises que tanto he andado me están viendo otra vez, quizá la última vez que camine sobre ellas desgastando la suela de mis zapatos atormentados: -si pudieran hablar no sé la infinidad de cosas de que pudiéramos hablar y también las arbitrariedades que me recriminarían; esos actos sobre sus individuos injustificables. Por eso creo que es mucho mejor que se queden como están.-, pienso esto aunque de verdad ya no tengo la certeza de hacer esto último: pensar. Veo pasar a toda esa gente tumultuosa, indecente, apestosa, sucia. Pobres humanos dominados por un simple dedo hecho de basura, mentiras y mierda. Me fastidia saber que son tan vulnerables como una pajita sobre una llama. Pienso en cómo caerían cada uno de esos que van caminando frente a mí después de haber disparado una pistola y vaciado, con la mayor tranquilidad del mundo, el cargador completo. Ver como cada bala atraviesa poco a poco sus entrañas y, no sé, a veces pienso que sería mejor que ya todos estuvieran muertos.

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