20160220

:: starve ::

Aún no era media noche. No es media noche en ningún lugar, sólo en el sueño que lo arrastra a olvidar. A olvidar que olvida. Olvidar que se olvida.

Hay una curva al final del primer camino de entrada que le gusta ver mientras parpadea a cada segundo que ve pasar un color nuevo, el silencio suele ser tan colorido como el medio día en que comienzan a caer las sakuras.

Un pedazo de costra le arrastra por el brazo, pinta huellas nuevas donde el asedio del tiempo borra rastros de su mismo andar.

Lanza la hoja al aire, intentó quemarla una vez más y terminó por apagarse sin darle tiempo a reintentarlo, no quiere morir simplemente, no así. El beat de Romeo mientras muere tampoco lo desea, sabe a jazz y le salva de su propia tinta, mientras el pachuco hace la lucha.

La noche no intenta hacer su aire distinto, sigue esperando con los brazos abiertos, con la lengua humeante, desesperada por poseer un pequeño pedazo del brillo de la luna agazapado tras su mirada. El marco del ventanal se sigue dibujando estas mismas noches con ese resplandor.

El Encantador de Serpientes hace una mueca mientras resabe el chocolate ya frío, pero raso de escoria retenida por días y días de resilencia. Cierra la puerta del mueble con un golpe seco, sucio, desganado.

Tres circulos cierran a dos y uno más a otros tres, sin titubeos, el abrazo de la absenta reclama únicamente lo que brinda... el sueño de la razón...

No hay comentarios.: