19921201

d03.[9212]

Existe un dolor intrínseco.
Ayer veía tu mirada ahogándose
,
observé cuidadosamente cada instante

con cierto placer;

vagué algún tiempo por los rieles

sin encontrar restos,

arrastrando los zapatos

elevé un poco de polvo en el aire

mientras desfiguraba la expresión

en azares inútiles,

tanto como el desprecio

ese que orilla a las locuras irreverentes,

más ciertas, siempre.

Se pueden enjugar y tragar las amarguras

al igual que las lágrimas inservibles.

Siempre hay algo que estorba

que se postra más allá de los velos,

pero tan cerca de los mismos ojos,

que es imposible distinguir

la ilusión de lo verdadero.

Los dedos se ahogan en los cuellos
,
como tu mirada se ahogaba ayer en sí misma.

No hay nada de lo que pueda hablarte,

he colmado mi convencimiento de miserias

y no intentaré nada más.

Mañana caminaré, de nuevo, por las vías

borrando los pasos que dejé hoy.